Dos finales trágicos de una relación amorosa contados de una forma chusca

La Desventura del Confeti

Luis y María llevaban años juntos y decidieron celebrar su aniversario número cinco con una fiesta sorpresa. Luis, siempre el romántico, planeó una noche inolvidable con globos, luces y una máquina de confeti.

Mientras María entraba en la casa, Luis activó la máquina de confeti y, en un descuido, también prendió accidentalmente la aspiradora que estaba justo al lado. El confeti voló por toda la sala, pero en vez de caer graciosamente, fue absorbido por la aspiradora a toda velocidad. María, sorprendida, comenzó a reír a carcajadas, pero Luis, en un intento de detener la aspiradora, tropezó con el cable y cayó de forma aparatosa sobre la mesa del pastel.

Con la cara llena de pastel y la aspiradora aún ruidosa, María decidió que tal vez sus vidas eran un poco demasiado caóticas juntas y optó por seguir adelante sola. Mientras Luis se limpiaba el pastel de la cara, reflexionó sobre cómo un confeti y una aspiradora pueden cambiar el rumbo del amor.

 El Ataque del Ganso

Ana y Carlos eran la pareja perfecta, o eso parecía. Decidieron pasar un fin de semana romántico en el campo, alejados de la ciudad. Carlos, siempre un caballero, planeó un picnic junto al lago. Mientras disfrutaban de su almuerzo, un ganso se acercó sigilosamente, atraído por la comida.

Ana, sin darse cuenta del visitante emplumado, hizo un movimiento brusco que asustó al ganso. El ganso, en venganza, comenzó a perseguir a Ana alrededor del picnic, mientras Carlos trataba desesperadamente de espantar al ganso con una baguette. La escena era un caos total: Ana corriendo en círculos, Carlos gritando y agitando la baguette, y el ganso haciendo un ruido ensordecedor.

Finalmente, Ana logró subirse a un árbol y Carlos cayó al lago en su intento de salvar el picnic. Empapado y con la baguette todavía en la mano, Carlos miró a Ana y ambos estallaron en una risa histérica. Sin embargo, Ana se dio cuenta de que la vida con Carlos siempre sería una serie de desventuras impredecibles y decidió que tal vez necesitaba un poco más de estabilidad.

Así, con un ganso furioso y una baguette en el agua, terminó su historia de amor, aunque siempre recordarían ese fin de semana con una sonrisa.