De los más importantes, apasionantes, difíciles y sensibles problemas (fenómenos complejos) a los que la humanidad, sociedad, ciencia y cultura se enfrentan hoy en día, son problemas de frontera; es decir, problemas que interpelan, o bien, convocan el tratado de diferentes métodos y técnicas, tradiciones, lenguajes y disciplinas de estudio. Aquellas ciencias, disciplinas y teorías que se fundan en y trabajan con problemas de frontera, por ende, refieren al campo de las ciencias de la complejidad. A saber, el rasgo distintivo de los sistemas complejos consiste en una impronta de aleatoriedad, incertidumbre, impredecibilidad y no-algoritmicidad que son tanto inescapables como irreducibles en su constitución y, en este contexto, resulta falsa la existencia de sólo dos tipos de ciencia y métodos científicos (cuantitativo, cualitativo, incluyendo la moda de los métodos híbridos o mixtos); puesto que, gracias a las ciencias de lo posible, se consideran las siguientes tres clases de ciencia y métodos: ciencia empírica o por inducción, ciencia deductiva y ciencias de la complejidad de una parte y de otra; los métodos propios de las ciencias de la complejidad incluyen métodos de innovación y con tendencia en prospectiva (hacia el futuro), a saber: la modelación y simulación. La mejor manera de resolver un problema (no sólo de frontera) consiste en recrearlo, donde la modelación y simulación permiten, justamente, la recreación del problema o fenómeno de estudio.